El mural cuenta la historia de Azul que fue rescatada a través de los relatos y la memoria de sus habitantes. Se encuentra en la margen izquierda del arroyo Callvú Leovú en la Costanera “Cacique Catriel”. Se representaron personajes pintorescos, relatos divertidos, momentos históricos, anécdotas, paisajes arquitectónicos y leyendas urbanas, resultado de un proceso de construcción colectiva por parte de la comunidad de Azul.
El artista plástico Omar “Chirola” Gasparini llegó a su ciudad natal y asumió el desafío de llevar adelante la producción de un mural en vivo sobre la historia azuleña en el marco del II Festival Cervantino “Soy Quixote” en el año 2008. Gasparini, junto con su socia Ana Serralta y dos jóvenes del grupo de teatro Las Catalinas, trabajaron durante 14 días para plasmar la historia local en el muro. En una primera etapa se grabaron y escucharon testimonios de distintos referentes azuleños, para luego bocetar los 40 metros del mural. Lo interesante de esta obra es que el contenido del mural lo hizo la gente de Azul: “los que han querido participar y opinar lo han podido hacer; tiene que ser el mural de todos, que los azuleños lo sientan propio”, enfatiza Gasparini. Y no sólo el contenido fue una construcción colectiva. Desde que comenzó a pintarse, Chirola ofreció su paleta a todos quienes lo visitaron y cada ciudadano que llegó hasta allí, dejó su impronta.
Cabe destacar, que la obra se realizó con el patrocinio del Banco Industrial, que en el marco de su 80º aniversario decidió sostener este proyecto, renovando el compromiso con la ciudad, con su gente y su historia.